¿Existe algún umbral mínimo para oponernos moralmente a las acciones de nuestros clientes?
Es decir, ¿deberíamos oponernos a ellos si llegan vistiendo pieles de animal?, ¿si vienen con esclavos? o mejor aún..
Si llegan con dos pollos que no sólo están vivos, sino que uno de ellos está completamente pintado de azul y el otro de verde y no se detienen ahí, ambos támbien tienen pegados a sus cráneos pollunos unos malditos gorros de Santa Claus.
¿Es eso moralmente censurable?
Cosmonauta
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